segunda-feira, 7 de março de 2011

Proyecto Paralelo Quince: Bitácora de Viaje - Parte 1 de 4


Una travesía apasionante
En esta sección narraremos todos los episodios del largo viaje que estamos haciendo por diferentes regiones de Bolivia, con la intención de recolectar informaciones sobre los afro-bolivianos, que si bien son una minoría en este país, han aportado grandemente a su cultura, a través de la música, la danza y otras manifestaciones de su rica y original cosmovisión.  

Texto: Luca Spinoza
Fotos: Mario Friedlander

 

Expedicionarios y pizzas
El día veintiocho de febrero recién pasado, cuando los postreros rayos solares incendiaban el horizonte de colores, recibí una llamada del prestigioso fotógrafo brasileño Mario Friedländer, indicándome que ya había llegado a Santa Cruz y estaba registrándose en el Hotel Los Tajibos, uno de los más destacados establecimientos cinco estrellas de Bolivia, que los recibió de brazos abiertos por dos días, a través de una generosa cortesía de hospedaje concedida por la Gerente de Marketing: Luz María Calvo.





A las nueve de la noche salí de mi casa y fui a encontrar a este artista de la fotografía de naturaleza, que se encontraba acompañado del productor cultural y guía de turismo Hélio Caldas; quien además de ofrecer atractivos paquetes por el Pantanal, la Amazonia y otros extraordinarios ambientes naturales de Brasil, viaja constantemente para realizar investigaciones culturales y prospecciones de nuevos sitios turísticos.
 

Después de saludarnos y programar nuestra hoja de ruta para los días subsiguientes, nos fuimos a la avenida Monseñor Rivero, donde comimos una pizza y disfrutamos de la tibieza del clima, pues luego de llover durante varios días, la atmósfera estaba realmente templada y agradable. En ese tradicional punto de encuentro de la gente de Santa Cruz, mis recién llegados amigos expedicionarios me informaron con alegría y entusiasmo, que en Mato Grosso había mucha gente interesada en el Proyecto Paralelo Quince. Esto me hizo reflexionar y llegar a la conclusión de que las iniciativas culturales nuevas y arrojadas son siempre bien recibidas por la ciudadanía, mucho más cuando se trata de una propuesta binacional, que busca dar mayor visibilidad a remotas comunidades de afro-descendientes.

 

Una institución comprensiva
El sol arrojaba flechas de fuego luminoso, cuando a la mañana siguiente  fuimos a la Aduana para registrar el ingreso del vehículo a territorio boliviano, pues Mario y Hélio no habían cumplido con esta importante formalidad en San Matías, lo que hizo que se tornara un automóvil irregular y susceptible hasta de ser decomisado por las autoridades. Sin embargo, a pesar de la indebida internación del motorizado, los funcionarios aduaneros que hablaron con nosotros, entendieron que no había ninguna mala fe y la contravención se debía a haber encontrado todos los puestos de control cerrados. Queriendo ayudarnos a resolver esa incómoda situación, nos recomendaron que fuéramos a hablar con la jefa máxima de la Aduana de Santa Cruz.
 

Conscientes de que no había tiempo que perder, seguimos de inmediato sus recomendaciones y nos dirigimos a otras oficinas de la institución, localizadas en el lado opuesto de la ciudad.
 

A través de una entrevista con el asesor legal de esta destacada profesional, supimos que debíamos elevar una solicitud de internación del vehículo por medio de una carta, acompañarla de algunos documentos y hacerla llegar a la Aduana Interior de Santa Cruz.

Luego de que cumplimos con todos estos requerimientos, tuvimos que esperar más de veinticuatro horas hasta la tarde del día siguiente, cuando de manos de una joven, amable y simpática funcionaria, recibimos un certificado que nos permitía ingresar el vehículo a territorio boliviano. En ese momento comprendimos que de no ser por la comprensión y sensibilidad de la Aduana Nacional de Bolivia, no podríamos haber continuado con nuestra expedición, por lo que desde estas líneas les hacemos llegar nuestra gratitud y respeto.
 

Ese mismo día aprovechamos de comprar varias cosas que necesitábamos e ir a la moderna librería Ateneo, en la que fuimos recibidos por su cordial propietaria (Rita Gravato de Roca), con la que tuvimos una agradable charla que discurrió por diversos temas de la cultura latinoamericana. Paralelamente, fuimos fotografiados por un funcionario del periódico El Deber y entrevistados telefónicamente por un periodista del mismo medio, todos ellos contactados gentilmente por la gente de Ateneo. Allí, entre libros ordenados armónicamente en estanterías de madera y deliciosos aromas provenientes de la cafetería (Starbuks) que funciona dentro del establecimiento, pasamos agradables momentos y nuestro fotógrafo recibió un interesante libro de regalo: “Breve historia del habla cruceña y su mestizaje”, del médico y escritor cruceño Luis Alberto Roca. 


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